Para nuestra entrada del día de hoy, y aprovechando nuestra próxima función virtual de "La rebelión de los títeres y los héroes que vencieron todo menos el miedo", recordaremos un viaje a Brasil en 1983, para presentar esta obra en el Festival Latinoamericano de Marionetas de Sao Luis. Este es un fragmento traducido libremente de una nota de prensa publicada en dicho año, contando la experiencia de un público brasilero con la Libélula Dorada.
El Festival Latinoamericano de Marionetas de este miércoles, en el Teatro Arthur Azevedo, tuvo uno de sus mejores momentos con la presentación de la obra "La rebelión de los títeres y los héroes que vencieron todo menos el miedo", organizada por el grupo colombiano La Libélula Dorada.
Sin lugar a dudas, el trabajo del grupo "La Libélula Dorada" fue el mejor espectáculo extranjero visto hasta ahora por el público luovicense, constituyéndose junto con la obra "A Caminhada do Espantatudo", protagonizada por el grupo Gralha Azul, del Estado de Santa Catarina, los dos mejores momentos del festival que tiene lugar en la capital de Maranhão.
La forma creativa en que los fabricantes de muñecos colombianos (titiriteros) mostraron su trabajo fue una gran sorpresa, buen gusto, dosificando muy bien el juego lúdico que el teatro de marionetas debe absorber para mantener la magia de su lenguaje. Ciertamente, "La Rebelión de los Títeres" es una pieza que complació a todos los que tuvieron la oportunidad de presentarse en el Teatro Arthur Azevedo, tanto adultos como niños que sorprendentemente entendieron las diversas facetas que fueron creadas por los muñecos manipuladas por los actores César Santiago Álvarez e Iván Darío Álvarez.
Es evidente que la simplicidad del texto ayudó mucho a la comprensión del trabajo por parte del público brasileño, que de inmediato respondió a las preguntas formuladas por los actores y títeres de la obra, y vale la pena mencionar que los títeres de La Libélula Dorada fueron los muñecos más creativos. han aparecido hasta ahora en el Festival Latinoamericano, escapando de la mediocridad de la mayoría vista hasta entonces, porque siempre están mal elaborados y sin causar ningún impacto.
De hecho, la obra corresponde a un juego lúdico racional, sin un mensaje moral, que propone un juego saludable con el público, por lo que podemos decir que la dinámica, la eclecticidad y la creatividad fueron los puntos más gratificantes de la bella obra colombiana.
El único punto negativo en la puesta en escena de la obra "La Rebelión de los Títeres" fue la iluminación que de alguna manera comprometió la continuidad del trabajo, dejando al actor Iván Álvarez en muchos momentos en la oscuridad. Pero, también con estos iluminadores que tenemos en el Teatro Arthur Azevedo, solo podría dar suciedad, un detalle que los colombianos no tienen la culpa.
Tomado de la publicación local de Sao Luis de Marañao. Brasil, 16 de junio de 1983.
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