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La Compañía I Piccoli de Podreca

Entre las historias del teatro de títeres colombiano, abundan los recuerdos de las visitas inspiradoras de diferentes compañías, tanto para sus públicos como para los gestores de estas visitas. Estos momentos vividos incluso han llevado a muchos a llenarse de motivación para dedicarse posteriormente al teatro de muñecos. En este artículo hablaremos de la compañía europea I Piccoli de Podreca y sus visitas a nuestro país.

 

"Cuando se levanta el telón en el teatro y aparece la orquesta negra de los fantoches el espectador regresa automáticamente a los diez años (...) los niños no aprecian la realidad de las cosas de la misma forma que los demás de los mortales por la razón sencilla de que el niño a los diez años, todavía es inmortal. Para él el mundo, el universo y la vida no son fenómenos sino milagros, no están sujetos a las leyes inmutables de la física y la astronomía sino a mero capricho de la imaginación creadora (...) Sólo al artista y al niño se les puede dar un pedazo de palo con la seguridad de que ellos harán con él lo que sea necesario: un caballo o una espada, un bandido o un santo, un juguete o un hombre (...) y los Piccoli, los fantoches, los títeres, son el mundo concebido por los artistas y por los niños, para el uso de los viejos (...) Los fantoches exageran, deforman, deshumanizan la realidad, juegan con ella como un niño que derrota un ejército con un palo de escoba y se lanza a vivir una vida propia y extraña que es mucho más compleja que esa existencia, gris, borrosa y limitada de los seres mortales. Para los muñecos ya no existe la muerte porque la muerte es una limitación de los sueños. (...) Cuando cae por última vez el telón, el espectador se frota los ojos como si despertara de un sueño y tiene el hombre una sensación ingrata y triste, como si regresara a la infancia..."[ Caballero Calderón, Eduardo. "Del mundo de los niños al mundo de los artistas". El Tiempo, Marzo 5 de 1.939.]


Así se expresó visiblemente conmovido por haber presenciado ese pequeño sueño que lo transportó a la infancia, Eduardo Caballero Calderón, uno de los más conocidos escritores colombianos, quien en el mes de marzo de 1.939, asistió en el Teatro Colón de Bogotá a una de las funciones de la Compañía I Piccoli de Podreca.

Veintiocho años antes en Italia, al igual que Eduardo Caballero Calderón, un joven prestante abogado italiano fue seducido por esos muñecos que hablan, caminan y aman. Era Vittorio Podreca, quien por aquellos premonitorios azares de la vida presenció en una feria de pueblo una función de marionetas y desde entonces olvidó los códigos, para volverse un poco más tarde "el padre de los espectáculos de títeres en los tiempos modernos".

Su éxito internacional comenzó en 1.923 cuando a raíz de la presentación de sus Piccoli, en Londres, constituía la revelación escénica del siglo. Walt Disney, Bernard Shaw, Charles Chaplin, Arturo Toscani, Tagini, Pablo Cassals y Benavente, entre otras muchas personalidades del arte, profesaron siempre gran admiración por Vittorio Podreca y su arte maravilloso. El compositor Ottorino Respighi escribió especialmente para él y sus muñecos la ópera "La Bella Durmiente del Bosque" y otro tanto hizo Renzo Massarini con su ;'Blanco y Negro". Reyes, presidentes y personajes notables en muchos campos del qué hacer humano, se contaron entre los maravillados espectadores de los Piccoli de Podreca que dieron muchas vueltas al mundo en temporadas triunfales.


En 1.939 después de haber permanecido cerca de un año en Uruguay, Argentina y Brasil, la Compañía de Podreca decide hacer una gira por la línea del pacífico: Chile, Perú, Colombia y Venezuela, Centro y Norte América, en donde ya habían estado en 1.935.


Para entonces el Teatro Colón dependía del Ministerio de Educación Nacional y más específicamente de la División de Extensión Cultural y Bellas Artes, cuyo director en 1.939 era el Sr. Gustavo Santos. Al parecer, el Sr. Santos, tenía vínculos muy estrechos con un empresario argentino llamado Ernesto de Quemada con quien permanentemente tenía correspondencia profesional, por ello muchos de los espectáculos europeos que llegaban a América por el sur, subían a través de este contacto y llegaban a Colombia.


La estadía de I Piccoli de Podreca había tenido un rotundo éxito en Argentina en donde llegó a completar quinientas representaciones. Con tal motivo se organizó una exposición de escenografías (dibujos, cuadros, bocetos de decorados, maquetas de trajes y de muñecos) representada por primera vez en Suramérica en el Foyer del Teatro Ateneo de Buenos Aires. "Colaboraron en este gran trabajo de arte decorativo en los últimos años y desde 1.915, algunos de los más grandes y finos pintores italianos, varios de los cuales ya ancianos y bien conocidos, y otros muy jóvenes empujados en este arte por el movimiento estético iniciado y dirigido en Roma y en todas las partes del mundo donde actuó con su Compañía Vittorio Podreca. Esta misma exposición se realizó posteriormente en el Foyer del Teatro Colón y se inauguró el 24 de febrero como preámbulo a la temporada realizada en Bogotá, que se extendió hasta el 21 de marzo de 1.939.


Buscando los hilos de Podreca en Bogotá fue posible encontrar muchas cartas cruzadas entre el Sr. Quesada, el Sr. Santos, el Sr. Podreca y el Sr. Bernardo Romero Lozano, administrador del Teatro Colón de Bogotá. Dado el carácter oficial y cultural de la división de Bellas Artes y Extensión Cultural del Ministerio de Educación, ésta estaba inhabilitada para comprometerse a organizar de manera empresarial la gira de los Piccoli por las diferentes ciudades colombianas; por tal razón esta tarea fue encomendada al Sr. Enrique Baudichón, quien finalmente actuó como empresario en Colombia. Por su parte los empleados del Ministerio coordinaron con él actividades con el fin de posibilitar la presentación de Podreca en las mejores salas del país, así como garantizar la reducción de tarifas en transportes y facilitar ciertos contactos.

Estos hilos finalmente nos condujeron al contrato realizado entre el Sr. León Rosemblit en representación de los Piccoli por una parte y el Sr. Enrique Baudichón por la otra.


En éste se destacaron entre otras las siguientes estipulaciones: el contrato fue fijado por un mínimo de 60 días de actuaciones continuadas salvo el tiempo necesario para los traslados en el itinerario, y se fija el debut, el día 13 de enero de 1.939 en el Teatro Municipal de Cali. La empresa Baudichón corre con los gastos de pasajes y carga ocasionados por el traslado de la Compañía desde Quito a Cali y desde allí a las demás ciudades colombianas en las que se realicen presentaciones. Corresponderá de las entradas brutas diarias al espectáculo de I Piccoli, un 60% para la Compañía Podreca y el 40% para la empresa Baudichon. La Compañía de Podreca se comprometerá a realizar una o dos funciones diarias en los días de semana y tres en los domingos o días feriados. La empresa Baudichon por su parte realizará la propaganda para tales espectáculos y cubrirá los gastos provenientes del alquiler del teatro.


Si bien el espectáculo de Podreca adquiere visos tan maravillosos para deslumbrar el mundo entero, no menos admirable es la organización de todos y todo cuanto hace posible dicho espectáculo, muestra de ello, es la “pro-memorian para las empresas y el personal de los teatros" detallado documento que el director de la Compañía envía previamente a los empresarios con el fin de prever todos los detalles posibles para garantizar la pulcritud, exactitud y coordinación perfecta en la realización de las temporadas. Un ejemplar de este documento desde luego llegó a Bogotá mucho antes de los Piccoli y en él se pueden leer precisiones respecto a: composición de la Compañía, llegada y desplazamiento del equipaje, características del escenario, telones, instalaciones eléctricas, características de la orquesta, entradas al escenario, hospedaje de los miembros de la Compañía, propaganda e instrucciones de personal de taquilla.


De acuerdo con este documento la Compañía Podreca estaba compuesta por: el Sr. Podreca (director), la Sra. de Podreca, primero y segundo director de orquesta; pianista, seis marionetas hombres, dos marionetas mujeres, un marionetista electricista, un marionetista maquinista, cuatro cantantes mujeres, cuatro cantantes hombres. En conjunto veinte personas con el secretario Sr. Serangeli incluido entre los cantantes.


También son extraordinarias las dimensiones del equipaje, el cual pesa diez mil kilos incluidas las ochenta cajas de material escénico y las veinte de equipaje de los artistas. Se anota que el personal encargado de la carga y descarga del material, debe ser bastante numeroso y fuerte y que deben estar listos con varios camiones para que la operación sea pronta y rápida.


La magnitud del espectáculo se puede establecer si se tiene en cuenta que el teatro móvil mide, cuando está instalado, doce metros de ancho, cinco de profundidad y seis de altura y puede ser reducido para representaciones muy sencillas a nueve metros, por cuatro, por seis.


Para un evento de tal magnitud, fueron necesarios ante la inexistencia de reflectores, 280 lámparas eléctricas de 50 bujías, a rosca, de las que 70 debían ser blancas, 70 encarnadas, 70 azules y 70 verdes.


En cuanto la música que hace parte del alma del espectáculo se hace necesario que los dos directores de orquesta de la Compañía Piccoli sean acompañados por los mejores músicos del país visitado. La orquesta debe estar compuesta por doce excelentes músicos, cuatro primeros violines, una viola, un violonchelo, un contrabajo, una flauta con ombligo de picolo, un clarinete, un pistón, un trombón, una batería completa. Se recomienda que nunca haya sustituciones en la orquesta y que se dominen los géneros de música clásica y modernísima.


Las entradas al escenario de las personas extrañas a la compañía o al personal de la escena quedan completamente prohibidas nadie puede pasar sin enviar su tarjeta y sin pedir autorización al Sr. Podreca. Se prevee también que en la propaganda no debe hablarse de marionetas ni de niños en los carteles ni en las gacetillas pues esto sería malo desde el punto de vista comercial, se debe sobre todo insistir al público que no se debe figurar que se trata de algunos de los corrientes o más o menos vulgares teatros de marionetas o "fantoches" a los que los Piccoli no se parecer en nada.

Tal como se había previsto en el contrato la gira de los Piccoli se inicia el 13 de enero de 1.939, con una representación en el Teatro Municipal de Cali, posteriormente se presentó en el Teatro Municipal de Buga, para continuar con una presentación el 9 de febrero en Manizales, del 10 al 13 de febrero varias presentaciones en el Teatro Caldas de Pereira, del 16 al 20 de febrero en el Teatro Caldas de Girardot, para finalmente inaugurar el 24 de febrero su grandiosa temporada en Bogotá.

En Bogotá Antonio Angulo, para entonces director del Teatro Cultural del Parque Nacional, era una de las personas más inquietas con la llegada de Podreca. Como lo evidencia el siguiente telegrama que le envió Baudichon, fue también él quien colaboró de manera importante en la difusión de este espectáculo que sin duda le marcó la vida:


Antonio Angulo

Teatro Infantil

Parque Nacional

Bogotá


Déjete carta. Ruégote activar propaganda Podreca. Debut viernes 24, únicamente prensa. Saludos Baudichon.


A partir del 29 de febrero empiezan a aparecer en la prensa capitalina grandes avisos publicitarios los cuales incluyen fotografías y frases célebres anunciando el espectáculo. Considerando que el Sr. Podreca había recomendado enfáticamente que en la publicidad no se hablara de niños ni de marionetas, los avisos de prensa hablan -únicamente- de los Piccoli como quienes se ríen como nosotros, hablan como nosotros, pero no son como nosotros ... son los Piccoli de Podreca, la gracia y el humor. Una verdadera alegría.


Finalmente después de una gran campaña publicitaria que se realizó a través de todos los medios, el martes 21 de febrero arribó a Bogotá "el Gran Comendador", así lo registró el diario El Siglo en primera página y con foto incluida: "Ayer en horas de la tarde procedente del occidente colombiano llegó a la ciudad el comendador Vittorio Podreca, fundador de los Piccoli, acompañado de su esposa, Sra. Lía de Podreca. Un numerosísimo público estaba esperándolo en la Estación de La Sabana: El Sr. Gustavo Santos director del Departamento de Bellas Artes y Extensión Cultural del Ministerio de Educación Nacional, el Sr. Podium, encargado de negocios de la Embajada de Italia, el Sr. Bernardo Romero Lozano, administrador del Teatro Colón, el Sr. Antonio Angulo, administrador del Teatro Cultural del Parque Nacional y destacados miembros de la prensa nacional bogotana y de la colonia italiana residente en la capital.


La presentación del Teatro Piccoli de Podreca que con tanto interés se aguarda en Bogotá, se efectúa el viernes de la presente semana, 24 de los corrientes, en extraordinaria función de gala del Teatro Colón, con asistencia del excelentísimo Sr. Presidente y Sra. su esposa, de los ministros del despacho y los miembros del cuerpo diplomático, acreditados por el Sr. Podium. Para la exposición de cuadros de geniales artistas inspirados sobre las obras que el Comendador Podreca presente con sus Piccoli, han sido distribuidas invitaciones especiales. Esta exposición será gratuita".


La grandiosa temporada se inauguró con la ópera Don Juan, Gran Corrida de Toros, Desfile de Manolas, Las Lagarteranas, Desfile de Estrellas de cine, La Piccoli Jazz y El Gordo y el Flaco. Posteriormente el repertorio cambia cada cuatro días aproximadamente y durante su estadía de casi un mes los Piccoli, permitieron ver a los bogotanos su más variado repertorio que iba desde las grandes óperas, hasta las pequeñas historias de duendes para niños. Además de las ya mencionadas en el estreno se presentaron entre otras: "La Gheisa", "Alí Ba-Bá", "La Cenicienta", "Las camas Volantes" (pequeña historia de duendes especialmente para niños), "Tito Shippa", "La Revista Negra" "Las Tres Ratas de la Gran Vía", "El Barbero de Sevilla", "Los Valses de Viena" "La Rapsodia Húngara" y otras famosas obras musicales interpretadas por el pianista más pequeño y más famoso del mundo.



Los precios de la temporada fueron: Palco de primera y segunda: $9,00; Luneta: $1,50; palco de tercera: $1,00; balcón: $0,40 incluidos los impuestos. Además de todo lo que se podía apreciar con los Piccoli por estos precios, en dos ocasiones, hacia la mitad de la temporada y al final de ella, los espectadores pudieron apreciar el "intrincado manejo de las marionetas" ya que en uno de los números se descorrieron los bastidores y las cortinas para mostrar, como lo anuncia el diario El Liberal del 13 de marzo de 1.939, "el secreto revelado de los Piccoli".


"Los muñecos de Podreca deslumbraron a todos los públicos del país a tal punto que uno de los tantos periodistas que escribió sobre ellos les hizo un reportaje en el que cada uno contaba su historia desde sus orígenes, hasta que el Gran Comendador los recuperó, les elevó el status y los "condenó a viajar por el mundo entero". [ Periódico El Espectador. Bogotá, Marzo 8 de 1.939.]


Pero sin duda de los mil muñecos que llegaron con Podreca el que más sensación causó en Bogotá así como en las diferentes partes del mundo fue el genial pianista, en quien el "títere alcanza una portentosa cumbre de perfección". "Lo imaginé," cuenta Podreca, "una noche en que oí tocar a Packmann, un gran pianista que tenía la costumbre de empezar todas las alocuciones con una larga explicación. Grott, uno de los grandes clowns de todos los tiempos se hizo célebre con una imitación de Packmann. En Varsovia -continúa Podreca- durante una representación a la que asistía el máximo pianista universal Ignacio Juan Padereski, presidente entonces de la República de Polonia, el prodigioso ejecutante de cartón recibió al terminar abrumadora ovación, y el propio Padereski subió a las tablas a felicitarlo y a pedirle un autógrafo, el muñeco entonces entregó al músico-estadista, un retrato con esta dedicatoria: "del más pequeño al más grande de los pianistas".[ Periódico El Espectador. Marzo 2 de 1.939.]


Terminada el 21 de febrero de 1.939 su temporada en Bogotá, los Piccoli viajaron a Medellín en donde fueron contratados de manera particular por el Señor Nicolás Di Doménico para realizar funciones en el Teatro Bolívar del 24 de marzo al 3 de abril. Se realizaron también allí en coordinación con el Director de Educación algunas funciones para las escuelas, en la última de las cuales asistieron 8.000 personas entre niños y obreros, función que realizó en el Circo España. Posteriormente y también en coordinación con los Di Doménico, Podreca se presentó en el Cine Colombia de Barranquilla los días sábado 8 y domingo 9 de abril, terminando así su exitosa gira por Colombia.


Para el público Bogotano que sólo en contadas ocasiones había presenciado y reconocido el teatro de títeres, Los Piccoli de Podreca fueron la gran oportunidad de comprender, como bien lo escribió el periodista Lucio Dusán, en la revista Estampas, que "el títere nos lo descubre todo en esa permanente aproximación suya a la realidad, en el alegre desencanto que produce está precisamente la razón de su vida en el arte; esta honda sabiduría, este zumo amargo que destilan los títeres vale más que todas las experiencias, su reino es el reino del contraste, la marioneta ha entrado en el reino de la farsa y el ser humano se ha retirado para darle campo. Ante las creaciones de Podreca, sobra en realidad cualquier gesto viviente, desentonaría cuando menos; ¿qué mejor vida que la de estos muñecos movidos por hilos invisibles?. Detrás de ellos va la humanidad con sus tragedias, sus sainetes y sus cotidianas grandilocuencias. En la vida social la máquina ha desplazado al hombre, el arte lo espiritual se ha encargado de tomar el desquite; los Piccoli de Podreca son el humor, la ironía para el siglo, ellos no se mueven con botones eléctricos sino son manos artistas, son artificiales pero no pueden vivir sin el ambiente humano, el títere es así la caricatura de la época". [ Dusan, Lucio. "Los Piccoli de Podreca" en revista Estampas. Bogotá, Febrero de 1.939.]


Pero si todo esto fue posible con la estadía del gran Comendador y sus mil muñecos en Colombia, sólo un gran proyecto se quedó en el tintero: Podreca estaba empeñado en realizar la ejecución sinfónica, lírica y marionetista del Retablo de Falla; muchas cartas se cruzaron entre él y el maestro Guillermo Espinosa, para entonces director de la orquesta sinfónica de Colombia, cartas en las que no sólo se habla de la música sino que llegaron incluso a precisar detalles sobre diseño y construcción de los muñecos, los escenarios y los decorados. Ignoramos cuáles fueron los obstáculos para culminar este gran proyecto, lo único cierto es que los bogotanos perdieron con ello la oportunidad de presenciar este montaje del Maese Pedro de Cervantes, musicalizado por Manuel de Falla en 1.921 con la asesoría de García Lorca, el escritor español que tanta influencia ha ejercido sobre los titiriteros latinoamericanos como Villafañe.


Sin que hallamos podido precisar exactamente las fechas, sabemos que los Piccoli regresaron a Colombia en varias ocasiones tal como lo evidencian los siguientes testimonios:


"Yo vi a Podreca como en el año 1.944, si, era ese año, porque recuerdo que estábamos nosotros con Luis Enrique Osorio en Temporada en el Municipal y cuando salimos entró Podreca. Yo quise entrar a ver los muñecos y los mecanismos pero no dejaban asomar a nadie y para eso tenían un portero, sólo los pude ver desde el palco. Duraron como quince días y presentaron "EI Príncipe y el Mendigo", "Blanca Nieves", "El Gato Bandido" y muchos actos de variedades, recuerdo un ballet muy bello con una bailarina perfecta que hacía de manera increíble la vuelta en puntas; había también un baile típico alemán y unos payasos". Carlos Alberto Moreno, Don Eloy, Marzo de 1.991.


"Los muñecos de Podreca que yo vi, tenían las manos y la cara tallados en madera, eran lindos y aunque no es mi estilo yo logré conseguir uno que guardo como un tesoro. Yo vi esta compañía como en el año 62, salía Greta Garbo, La Traviata, , La Caballería Rusticana y la Madame Buterfly". Jaime Manzur, febrero de 1.991.


El cinco de julio de 1.959, a los 76 años de edad, murió en Ginebra (Suiza) don Vittorino Podreca, y Miguel Angel Asturias, premio Nobel guatemalteco, reportó así la noticia: "Víctima de un ataque cardíaco, el gran muñeco, el formidable muñeco, el animador incomparable del mundo de los títeres, perdió la cuerda y también se dobló, para que lo arrastraran tras las bambalinas de su fama mundial".




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